Las pólizas de garantía se han posicionado fuertemente como una herramienta de caución o prevención ante el no cumplimiento de un contrato o exigencia legal para contratos de obras con entes públicos o privados.
En áreas como construcción, con asegurados de la administración pública, una demora o incumplimiento de plazos puede ocasionar serios problemas para todos los actores involucrados y el resguardo económico no deja de ser un factor a considerar. Cada vez más instituciones estatales están aceptando este tipo de póliza en sus procesos de licitación como una alternativa para empresas participantes desde el punto de vista financiero, sin alterar sus líneas de crédito.
Si bien el panorama es bastante alentador para la industria, muchas de las bases no consideran este seguro entre las opciones para garantizar las distintas etapas de un contrato, generalmente por desconocimiento de su operativa. Ante este escenario es importante explicar las ventajas de este tipo de pólizas, que no sólo incluyen una evaluación financiera, sino también un suscriptor técnico experto que analiza los números, el tipo de obra, el currículum de la empresa, experiencias anteriores en proyectos similares, etc., es decir, todos los aspectos relevantes para dar tranquilidad a los mandantes y que aseguran la capacidad de la empresa para dar cumplimiento al trabajo en las condiciones establecidas.
Un seguro de garantía es muy importante para el contratante porque no perjudica su capital económico ni capacidad de endeudamiento, punto sumamente relevante en casos de necesidad de más contrataciones, proyecciones de entrega desfavorables o para generar más oportunidades para que la pequeña o mediana empresa entre como competidor al mercado.
Se trata de una herramienta de acción rápida, sin demoras por procesos de liquidación como muchos creerían. La póliza a la vista antes era impensable en el mercado asegurador, sin embargo, de acuerdo a las actuales demandas del mercado, como la solvencia de la compañía, el pago es muy rápido.