Esta empresa familiar se ha destacado en el mercado asegurador argentino por ofrecer un servicio de primer nivel, que pone a disposición de sus clientes la participación de ingenieros y abogados.
Marcelo Servidio tenía 19 años cuando comenzó a trabajar en la firma de seguros que creó su padre, a quien describe como “un fenómeno” a la hora de emprender (también fue socio de un banco y creó un conocido Club de Golf en Buenos Aires). Así, mientras terminaba de sacar adelante su licenciatura en Administración de Empresas —que luego complementó con postgrados en seguros y reaseguros y un proceso de trainee en el Grupo Asegurador La Buenos Aires, HBSC— Marcelo fue aprendiendo sobre el negocio y haciendo crecer la firma, que hoy supervisa mientras sus hijos Octavio y Franco lo ayudan desde los cargos gerenciales.
Actualmente cuentan con una oficina cerca de Puerto Madero con una treintena de empleados y una sucursal en San Isidro, que nació hace quince años centrándose en seguros para embarcaciones de placer y hoy cubre todo tipo de riesgos.
En su crecimiento, ha sido clave la opción de Servidio por profesionalizar la oferta de su firma: pone al servicio de sus clientes el apoyo y conocimientos técnicos de ingenieros y abogados y, en las cuentas más complicadas, trabaja con un equipo de profesionales. “Son servicios que tenés que ofrecer si querés diferenciarte y que el cliente esté contento”, explica.
“Chubb es una compañía de primera línea, que tiene un cuerpo técnico de excelencia, muy confiable, y un gran compromiso con los agentes”.
En el camino, Servidio ha trabajado mucho junto a Chubb y tiene la mejor opinión de la empresa. “Yo duermo tranquilo cuando algo está asegurado con Chubb”, dice. “Es una compañía de primera línea, que tiene un cuerpo técnico de excelencia, muy confiable, y un gran compromiso con los agentes: siempre te dan una mano. Con ellos hemos forjado una relación basada en la empatía, y siempre están apoyándonos”.
A partir de su experiencia, el agente recomienda: