“Toda persona debe tener un buen médico de confianza, un cura de confianza y un asesor de seguros de confianza”. Alfredo Vega, de Vegamon Seguros, recuerda esta frase -que escuchó hace años a un profesor del Tecnológico de Monterrey- cuando le preguntan por qué le gusta su trabajo. Es un convencido de que los seguros son un aporte fundamental para la sociedad y, además, algo muy entretenido a lo que dedicarse.
De niño, Vega creció viendo cómo su papá vendía seguros de manera independiente en Cuenca. En 1991, luego de haber estudiado economía, administración de empresas y una maestría en finanzas, se unió a su padre para crear la oficina de seguros donde hoy trabajan cerca de 20 personas, incluyendo a su empresa tecnológica subsidiaria.
Si bien su producto más exitoso en términos de volumen son los seguros para autos —“en Ecuador, concentran el 50% del mercado”, asegura—, se ha especializado en cobertura de riesgos corporativos, con foco en pymes.
“” dice.
La pandemia los encontró bien preparados. En parte, porque llevaba ya un tiempo invirtiendo en tecnología, lo que le permitió estar listo para atender a distancia. Pero también porque siempre trabaja cuidando la liquidez: intenta tener unos 5 meses de rol de pago disponibles, para no quedarse corto en caso de un imprevisto. Este orden, asegura, ha sido fundamental para sortear la crisis.
“”, comenta.
¿Qué viene ahora?
Vega cuenta que entre sus planes está ampliar su base a través de nuevos canales de distribución. También cree que puede haber una posibilidad de crecimiento en el área de los cyber seguros.
“—acota.
En su camino de crecimiento, hay ciertos conceptos que han sido claves: