Ir al contenido principal

Iba a ser marino o médico, pero, según cuenta, terminó convertido en el primer licenciado en seguros en Argentina. A los 76 años y con sus hijos a cargo del día a día de su firma, solo tiene buenos recuerdos de su vida en torno a la industria aseguradora. Una que, a su juicio, exige esfuerzo y dedicación, pero a la vez entrega la oportunidad de aprender de todo y divertirse mucho. 

Trabajar en el mundo de los seguros estaba lejos de figurar en la hoja de ruta de Juan Carlos Gadano. “Lo mío fue un accidente”, dice, para luego contar cómo fue que llegó a convertirse en el primer licenciado en seguros de Argentina. Así es, el primero.

La historia comienza así: de adolescente, Gadano se enlistó en la marina. Egresó como guardiamarina, pero como su padre era médico, él iba a ser médico también. Sin cuestionárselo demasiado, entró a la Escuela de Medicina, pero por diversas razones —que van desde la vocación a lo político— no se sintió cómodo ahí. Se fue, sin título en mano. Una decisión de la que está lejos de arrepentirse.

Entró entonces al plan común en la Universidad Argentina de la Empresa y, en paralelo, trabajó en una compañía de seguros, haciéndose cargo de lo que describe como “el puesto más humilde que se pueda imaginar”. Su rol era, básicamente, archivar documentos. Fue suficiente para motivarlo a que, apenas se abrió la matrícula para licenciarse en seguros, fuera el primero en inscribirse. Más tarde, hizo un postgrado en economía de los seguros y, luego de trabajar en dos compañías del rubro, se lanzó con su propia firma: Rojas & Gadano.

“Mi estilo fue crear un personaje: ponerme una corbata cara, crearme una imagen importante. Escribí cartas a brokers. Fueron fácilmente unas dos mil cartas con papel y sello, a los ingleses, con un inglés muy incipiente, y viajé a Londres para reunirme con los que me contestaron. Con ellos hice muchos negocios hasta que pasó lo de las Malvinas y ahí me volví al negocio local. Crecimos bastante. Nunca he querido ser una empresa grande, pero siempre me ha ido bien”, recuerda.

A sus 76 años, Gadano dirige este buque desde la distancia, mientras sus hijos Matías y Lucas se hacen cargo del día a día. Matías desde lo comercial y técnico y Lucas en lo financiero.

Ejemplos como este, donde los hijos siguen la senda en los seguros del padre, hay muchos en la industria. Gadano tiene una teoría al respecto. “El padre abre caminos como un rompehielos en la Antártica. Así, a los que siguen se les hace más fácil entrar en el negocio. Pero creo que en mi caso también se dio que les transmití mucha alegría a mis hijos en relación con este trabajo. La verdad, me divierte mucho. La vida la puedes encarar como un drama o como una comedia, y yo me quedo con lo segundo, porque no hay nada más divertido que trabajar en seguros. Siempre va a ser divertido trabajar en esto, si no eres un broker que solo piensa en el dinero”.

“Chubb nos da a los brokers absoluta garantía de seriedad. Es una compañía que está siempre en la búsqueda de excelencia y que puede ofrecer solvencia, algo muy importante cuando eres responsable de dónde pones los riesgos de tus clientes”. 

¿Y qué es, según Gadano, lo que hace tan divertido este trabajo? Nunca saber qué traerá cada día, si un gran contrato o un gran siniestro que atender. Y, también, aprender de todo. “Esta profesión me hizo un especialista en generalidades. Uno hace un corte horizontal de la actividad económica con la que estás trabajando, tienes que saber un poco de cada industria”, explica.

 

Sus consejos, para los agentes que vienen, son:

 

  • Aliarse con buenas compañías de seguros. “Un broker serio no busca solo ganar clientes, también busca seguridad en los contratos. Necesitamos un asegurador solvente, como Chubb, porque somos responsables de dónde colocamos los riesgos de los clientes”.
  • Ser constante y proactivo. “Aquí hay que mojarse la camiseta. La suerte ayuda, pero la perseverancia es clave. No hay otro camino que gastar los zapatos, probar en todos lados, viajar a las provincias. Buscar oportunidades, no quedarse quieto esperando que los negocios vengan”.
  • Ser confiable. “Este es un negocio de personas y, por lo tanto, ser confiable es muy importante. Para tener éxito debes ofrecer honestidad y credibilidad”.
  • Profesionalizarse. “En esto hay que estudiar todos los días. Yo, cuando empecé, me quedaba a veces leyendo documentos hasta las dos de la mañana. Siempre trabajé más de lo que se me exigía. Si estaba enfermo, sentía que me perdía un día de aprender”.