Mientras se prepara para celebrar los 30 años de su firma, este agente repasa cómo fue creciendo hasta consolidarse en la Plaza de Tijuana. “Esta carrera no la gana el que más corre, si no el que más aguanta”, dice.
Poco después de licenciarse en administración de empresas, un amigo invitó a Roberto Rosas a trabajar en la industria de seguros. Esto le causó cierta sorpresa: no era algo en lo que había pensado. “No tenía idea de lo que se trataba; mi único referente eran los seguros de carros. Cuando me di cuenta de lo extenso que era este mundo, me gustó mucho”, recuerda.
Roberto comenzó en una aseguradora grande, vendiendo productos para personas. Al poco tiempo surgió la oportunidad de irse de Puebla, donde vivía, para tomar un puesto en una aseguradora en Tijuana. La decisión cambió su vida: cinco años más tarde comenzó a trabajar de manera independiente y hoy su nombre es muy reconocido en esta región de México. No sólo por su agencia de seguros Afysag, que en noviembre cumple 30 años y se enfoca en productos para las tres principales industrias del sector —maquila, comercio y turismo—, sino también por su rol como presidente de la Coparmex (Confederación Patronal de la República Mexicana) en esta fronteriza ciudad.
“Una de las cosas que más me ha gustado de esta profesión, es que me ha dado la gran oportunidad de conocer distintas industrias y aprender de todas ellas, desde la manufactura, hasta lo fiscal y la exportación. No eres erudito, pero aprendes de todo”, afirma con entusiasmo.
De sus inicios, Roberto rescata una idea que le dio muchos frutos: presentarse no como agente de seguros, sino como director de Afysag. “Lo que sucede cuando te presentas como agente es que pides hablar con el director o el dueño de la empresa y te transfieren con el relacionador público o con el contador. En cambio, cuando me empecé a presentar como Director General de Afysag, ahí sí me abrieron las puertas. Me sirvió para llegar a los que toman las decisiones”, recomienda.
Con el tiempo, la oficina fue creciendo y preocupándose de mantenerse al día en lo que a tecnología de punta se refiere. De hecho, fue pionera en digitalización: ya en 2014 pasaron a una política de cero papel. Y más tarde, con la pandemia, haber invertido previamente en tecnología les permitió estar cerrados por apenas un día, estando a disposición para sus clientes sólo 24 horas después.
Al momento de buscar colaboradores, Roberto busca siempre personas positivas, sonrientes, pero sobre todo con buena disposición a servir. También es importante que sepan comunicarse de manera asertiva, con un lenguaje claro, que no genere falsas expectativas en los clientes. Hoy, trabaja con un equipo compuesto únicamente por mujeres, una experiencia que no buscó especialmente, pero que le ha dado excelentes resultados. Valora mucho su responsabilidad, lealtad (muchas están con él desde sus inicios) y buen trabajo en equipo. Si alguna, por ejemplo, tiene algún problema con un hijo, otra atiende a los clientes sin problema, explica.
“Estamos para dar un servicio”, comenta. “Por más que avance la automatización y la venta digital, los clientes siguen esperando personas al otro lado de la línea y valoran el trato individualizado”.
“La columna vertebral de Chubb es su gente, eso hace la diferencia”.
Roberto agrega que Chubb ha sido una gran aliada en su consolidación como agente independiente. “Me siento afortunado de haber crecido con ellos”, dice. “Es una compañía con muchas cualidades, pero su columna vertebral es la gente, eso hace la diferencia. Te apoyan en la agilización de procesos y te dan una respuesta rápida, ya sea si procede un pago o no. Eso los clientes lo agradecen, porque incluso cuando el pago no es oportuno, quieren saberlo pronto”.
A partir de su experiencia, Roberto recomienda: